viernes, 21 de septiembre de 2012

Mishima, autor genial

El libro se llama "Mishima, o el placer de morir", de Juan Antonio Vallejo-Nágera. Es una biograffía muy completa, un libro apasionante, además de una crítica literaria a sus textos, y de una explicación psicopatológicaa del genial autor japonés, que acabó haciéndose el hara kiri.

Uno no puede dejar de sumergirse en un texto de una vida marcada por el rechazo y los estrictos límites del convencionalismo de la cultura japonesa. A pesar de su individualismo, su narcisista actitud provocadora posterior, Mishima acabó haciendo suya la cultura que le ahogaba, aferrándose a esos convencionalismo, a esas tradiciones que le habían ahogado de pequeño, convirtiéndolo en un ser solitario y marginado por su precocidad genial, su sensibilidad y su talento inconmensurable.





Fernando Gracia Ortuño

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4 comentarios:

  1. Muy interesante la reseña que haces del libro y de la biografía de Mishima: lo pondré entre mis próximas lecturas.
    Gracias, Fernando.

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  2. Gracias a ti, María. Este es un libro que te puedes descargar gratis por internet. Te lo digo porque ya no se encuentra en librerías

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  3. Parece que el sentirse marginado y solitario es el precio que los sensibles pagamos por perseguir nuestros sueños... A veces me parece demasiado alto, pero no dejo de pagar.
    Un saludo, Fernando.

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  4. Todo tiene su contrapartida, Rafael. Pero le reprocho a Mishima no haber seguido su propio camino del individualismoo creativo al margen de las tradiciones y los estereotipos heroicos que, debido a un terrible complejo de culpa por no haberse convertido en kamikace en la Segunda Guerra Mundial, frente al Emperador Hiro Hito, le condicionaba enormemente en sus creaciones, tan geniales por otro lado en su expresividad estética de sus obras mayores.

    Tal vez sea el precio que el arte tiene que pagar para llegar a ser sublime, estar tan cercano y colindante con la locura. Un tema sumamente complejo, Rafael

    Por supuesto que esta es sólo mi modesta opinión, que, según creo, es muy parecida a la tuya

    Un abrazo, Rafael

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