La grave sacerdotisa inició el vuelo negro de su monserga de agujas y trapos. La arpía que la contrató quería perjudicar al vecino. Pero, al visionarlo, espantada, se apartó corriendo en un vade retro frenético, topándose fatalmente con la inmensa cucaracha que, pataleando a su lado, acabó engulléndola.
Fernando Gracia Ortuño
Copyright
No hay comentarios:
Publicar un comentario