miércoles, 4 de julio de 2012

Indiscreto

A cambio le daba un pato de goma. Luego no cesaba en su afán para que le enseñara lo que celosamente ocultaba bajo la blusa al administrarle la pastilla. En la sala de aquél moribundo, viendo sus exuberancias en el espejo, harta ya, en ése instante acabó con aquello.


Fernando Gracia Ortuño
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