¡Era tan típica! Lo peor de su tipismo fue cuando me dejó, al recordar
luego sus expresiones en la playa: ¡Quillo, mira la hola!". O cuando al
pellizcarla miraba por encima del hombro hacia atrás, quejándose: "¡Ay,
no me diga ezo, cigue, cigue ací!"
Fernando Gracia Ortuño
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