domingo, 7 de octubre de 2012

Lunera

 
Cuando la joven encontró a los verdugos, gritó sin control, dominada por la ira. La voz oculta entre la espesura pudo pronunciar las palabras que oscilaban teñidas de titilante oscuridad:
-¡Tranquilos, engendros viscosos, pronto cualquier cebo os parecerá un alivio dónde se sumerja el anzuelo de vuestras proezas.
 
 
Fernando Gracia Ortuño
 
Copyright

No hay comentarios:

Publicar un comentario