Pensó que como estaban tan evolucionados en derechos, forzosamente viviría mejor allí. Televisión, ordenador, comida de lujo, móvil, comodidades, estudios... Lo malo... que le pusieron en la celda junto con esa especie de verraco embrutecido, jugador de cartas, que cuando salía el cinco sonreía maliciosamente, guiñandole un ojo...
Fernando Gracia Ortuño
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