Bueno, a ver, no tengo muy buen recuerdo de mi abuelo. Tenía un perro pastor que me arrancó media cara cuando era niño, y ante su sonrisa de satisfacción me cayó fatal, la verdad. Lástima que cuando crecí el perro ya había muerto, y no pude tirarle sus menudillos.
Fernando Gracia Ortuño
Copyright
Idílica relación abuelo-nieto-perro :)
ResponderEliminarUna buena historia en tan pocas palabras.
Un saludo.
Gracias, María, un saludo muy cordial
ResponderEliminar