En esto de la lucha por la existencia no había medias tintas. Los leones defendían a sus cachorros a muerte, y las hienas se los intentaban robar para devorarlos. A veces las hienas eran tantas que los leones tenían que huir para que no los devoraran a ellos también.
OcioZero
Pobres cachorritos...
ResponderEliminarBienvenido al mundo del blog, Fernando.
Gracias, tocayo, un abrazo
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