Estoy convencido que cuando vea la foto del perfil se
preguntará ¿Y ahora qué le pasa a este
payaso? No se ríe ni de broma cuando chateamos, pero si encima pongo esta
imagen sardónica… Desearía que se pudiera destornillar de risa alguna vez. Que una
mañana se despertara y fuera otra, más divertida y llevadera, alegre. Pero para
eso tendría que ser distinta, haber nacido con otro talante. ¿En otra región
más al sur? ¡Cuánto frío hace aquí! Es demasiado orgullosa. A la mínima se
poner a gritar. Confunde el carácter, la personalidad, con el orgullo
barriobajero. Por cualquier cosa ofende.
¡Y no le contestes! Sin motivo ya la tienes liada. Y sólo porque te entretienes
con el desayuno, por ejemplo. Es una convivencia difícil. Lo sé, me tendría que
haber buscado una más joven, más guapa y más divertida. Suerte que esto no se
lo enseño a nadie. Todo el mundo pensaría que soy un calzonazos y que me dejo
dominar por una mujer orgullosa sin un ápice de sentimientos como la ternura,
el cariño o el deseo. El deseo… ¿Cuánto tiempo hará que no…? ¡Sería un
desastre! Esto es descabellado. Voy a dejar de escribir un diario. Por más que
trate de ocultarlo, lo encontrará, lo sé. Es que me puedo meter en un buen lío
con una mujer así. Soy como soy, vale. Sin embargo, no lo puedo remediar. Sí,
tal vez es cierto que soy un amargado dominado por su mujer, como dicen, y que
no tengo remedio. Cuando veo por la calle una de estas bellezas de bandera
pierdo el sentido. ¡Cuánta clase tienen en comparación con mi orgullosa
mandona! Pero me estoy empezando a hartar, saben. Esto no tiene sentido. ¿Por
qué no la abandono de una vez? Ahora podría coger las maletas, ¡exacto!, en
este hotel donde estoy alojado, y largarme de buenas a primeras a otra ciudad, echando
chispas, allá adonde jamás podrá localizarme. Lo tengo todo para huir. Y tan
bien. Empleo de comercial ejecutivo, coche, ropa, ordenador. ¿Qué más? ¡Valor!
¿Pero entonces…? ¿Cuánto tardaría en encontrar otra para las sesiones? ¿Dónde
encontraría una fiera experta en sadomasoquismo que me fustigara como una loca todas
las noches con su traje de cuero y su voz de cazalla? ¿Y esa máscara? Ah! ¡Esa
máscara tan...! Sólo de pensarlo…
Fernando Gracia Ortuño
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