lunes, 2 de diciembre de 2013

El pan chicle

Queridos amigos, éste que ven en la foto es el típico pan chicle de toda la vida de mi barrio, que, puestos a considerar cuestiones alimentarias y demás comparaciones y cotejos en toda el área municipal y regional, es el pan chicle de esta ciudad-población de más de treinta millones de habitantes que toman, tal vez, cada día más de cincuenta millones de personas en todo el país. El pan chicle, como sabéis, tiene la característica de convertirse en chicle en pocas horas. Pero el que he descubierto en un paquistaní hace unos cuantos meses y estoy comercializando a escondidas por otros barrios, es diferente: éste es, como digo, el auténtico pan, el pan de antes del boom demográfico que desencadenó la comercialización del caucho alimentario.
 
Los paquistaníes donde compro las diez o doce barras cada día ni se imaginan que yo lo revendo después en otras partes de la ciudad al triple del precio. Pero como el pan es de tan alta calidad, y puesto que en toda la ciudad, la región y el país no hay uno como éste, los consumidores no dudan en comprármelo al precio que sea, y que en verdad vale la pena, os lo aseguro, pagar un poco de más.
Lo vendo en establecimientos donde sé que  acude muchísima clientela a comprar de todo, como Globoexpansión o Mecachis Alimentarismo, que son sitios donde puedes comprar de todo. Los directivos de estos centros, por lo visto han sabido reconocer la calidad y no escatiman en precios al respecto. Sin embargo, es un negocio qué sé que no va a durar, lo intuyo. Me imagino el porqué: Normalmente, el pan chicle se vende a 90 céntimos la barra, pero el que tiene cierta calidad, sin llegar a ser tan bueno como éste, incluso triplica el precio del pan chicle, y eso que no vale un duro como pan para comer en la mesa, pero por lo visto hasta que no llegaron estos panes al colmado de mi barrio, nadie se había dado cuenta, y ahí está el clic de la cuestión de mi negocio, tan floreciente como desconocido.
 
P.S. Por favor, os ruego una cosita, y es que no difundáis esta noticia de mi negocio del pan de verdad entre vuestros conocidos, si no mi chiringuito se iría al garete en menos que cantara un gallo, aunque fuera, ay, de un tipo de pan venido del otro lado del mundo...
 
 
Fernando Gracia Ortuño.
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